En muchas ocasiones no hay síntomas cuando una persona tiene una infección de transmisión sexual, pero eso no significa que no se esté contagiando o transmitiendo a otras personas.
Es preciso un examen médico y en ocasiones, un análisis de sangre u otras pruebas, para establecer el diagnóstico definitivo.
Algunos síntomas pueden ser:
• Aumento del flujo o secreción vaginal.
• Picor en genitales.
• Dolor o escozor al orinar.
• Lesiones en el área genital.